La difícil tarea de interpretar adecuadamente la información sobre la pandemia

Con el COVID-19 hemos aprendido que la información con la que contamos cambia vertiginosamente, esto hace más frecuente la difusión de noticias difíciles de interpretar. La mayor parte de la información que llega a la comunidad acerca del coronavirus es proporcionada por los medios de comunicación y las redes sociales. Algunas fuentes de información, consideradas más “confiables”, como la página del Ministerio de Salud de la Nación, entre  otras, suelen ser menos consultadas. Algunos descreen de la información oficial o de la ciencia y buscan fuentes alternativas, pero no nos centraremos en esta opción.


Si bien podemos decir que frente al COVID-19 no teníamos opiniones previas y que, en términos generales, hay más incertidumbres que certezas, es cierto que la construcción y la necesidad de información forma parte de las demandas de la sociedad actual. 
 

Muchas veces la incertidumbre es difícil de tolerar, sin embargo, en lo que respecta al coronavirus esa falta de certezas es, tal vez la, constante que debemos aprender a transitar. En ocasiones, contar con mayor información da tranquilidad, saber a qué nos enfrentamos nos prepara mejor, pero también es cierto que la saturación de información, muchas veces contradictoria, no nos deja en un mejor lugar. En vez de apaciguar nuestras preocupaciones, el exceso de información puede generar ansiedad y cierto estado de alarma permanente.
 

Como médicos, muchas veces nos encontramos recomendando a nuestros pacientes que eviten exponerse de forma continua a los programas de noticias. Generalmente esta indicación surge a partir de la consulta por síntomas de ansiedad. Obviamente, no se pueden atribuir los síntomas a las noticias negativas, pero la mayoría de las personas reconocen que este tipo de noticias tienen un impacto en su bienestar. 

 
Más allá de nuestras recomendaciones, sabemos que las noticias sobre la pandemia están omnipresentes en los medios de comunicación y redes sociales, por lo que nos parece interesante conocer los distintos tipos de noticias que se nos presentan y acercar algunas consideraciones para ayudar en su comprensión.


Sabemos que la comunicación está cargada de subjetividad, aún cuando se transmiten datos “objetivos”, sin embargo podemos diferenciar distintos tipos de noticias. Muchas están basadas en información fehaciente, pero muchas otras no. Algunas son claramente falsas, otras se basan en noticias ciertas pero son sobredimensionadas, y frecuentemente nos encontramos con noticias que pueden tener una cuota de verdad pero que al ser transmitidas apresuradamente, sin la evidencia suficiente, terminan desinformando. También podemos encontrarnos con información politizada, y dependerá de nuestras preferencias el crédito que le otorgamos a la noticia.
 
 
Para la población general resulta complejo dilucidar ante qué tipo de noticia se está al abrirse a los portales. Intentaremos mostrar con algunos ejemplos.


Las noticias falsas pueden ser simplemente información que no ha sido debidamente chequeada o formar parte de una “estrategia de fake news” (fake news es, traducido, precisamente eso: "noticias falsas").La fake news suele ser desarrollada para desacreditar o atacar a alguien o alguna creencia o saber o bien para generar un beneficio comercial o político. Independientemente de esta salvedad, las noticias falsas son replicadas a gran velocidad en las redes sociales, y las estrategias para contrarrestarlas no siempre suelen tener la misma eficacia. 


Un ejemplo de noticias falsas son las relacionadas con el origen del COVID-19.  Existen teorías de lo más diversas acerca del origen de esta epidemia, una de las más difundidas ha sido que el virus fue creado "adrede" en un laboratorio de Wuham, China. Sin embargo los científicos han podido evaluar el virus (SARS-CoV-2) que produce COVID-19 y no han encontrado marcas o huellas de la intervención humana en el genoma. 


Para mayor información sobre el origen del coronavirus recomendamos remitirse a los siguientes enlaces: https://www.nature.com/articles/s41591-020-0820-9 o https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30251-8/fulltext  
 
 
No siempre es fácil identificar una noticia falsa, pero podemos tratar de verificar la fuente utilizada, observar si presenta alguna evidencia científica o chequear si es difundida por alguna entidad científica o de salud reconocida. 


Otros ejemplos de información falsa en las redes son: las gárgaras con agua y sal disminuyen la posibilidad de contagio, aguantar dos minutos sin respirar indica que no hay infección, los baños de vapor no eliminan el virus pero previenen el contagio, el dióxido de cloro (solución milagrosa) cura el COVID-19, airear la ropa al sol elimina el virus, los remedios naturales combaten el coronavirus, tomar agua cada 15 segundos disminuye el riesgo de contagio. Todas ellas son falsas. 
 
 
Cuando una noticia proviene de una cadena (ya sea audio, texto o video), no se puede verificar la fuente. Por eso es importante tomarse unos minutos para evaluarla antes de difundirla. Un modo sencillo puede ser colocar en google la información: es probable que si se trata de un rumor o noticia falsa haya medios que lo hayan investigado y lo aclaren. Otro dato a tener en cuenta es que, en general, la información chequeada cuenta con la fuente de la cual proviene. 


Algunas noticias no son falsas pero están basadas en observaciones o indicios que se están investigando y que no se han confirmado hasta ese momento. En general, los medios de comunicación buscan atraer al lector y con este fin producen titulares que pretenden generar un impacto. Probablemente en esta búsqueda, absolutamente lícita en el mundo de las noticias, se difunden novedades asumiendo una relación causa efecto que en rigor no ha sido demostrada. 


Como ejemplos de este tipo de información podemos mencionar las vinculaciones (sin evidencia que las respalde) que se han difundido sobre el bajo dosaje de vitamina D y el riesgo de infección por COVID-19 (click aquí), el uso de ibuprofeno y la peor evolución de la infección por COVID-19 
(click aquí) o la mayor protección contra el COVID-19 de las poblaciones inmunizadas con la BCG (click aquí).


Algunas noticias que ocupan una página entera de ciertos portales o son presentadas en programas televisivos de gran audiencia, si bien se basan en datos proporcionados por la evidencia científica, tienen escasa relevancia para nuestra población. Podríamos decir que estas noticias están sobredimensionadas y a veces llegan a la comunidad causando gran preocupación y angustia. 


Un ejemplo de este tipo de noticias es la información que se dio a conocer sobre la asociación de un síndrome inflamatorio multisistémico en niños (similar a la enfermedad o síndrome de Kawasaki) y COVID-19. De inicio debemos decir que la población infantil afectada por el COVID-19 es muy pequeña y que la evolución en la mayoría de los casos es benigna. Por ejemplo, en Estados Unidos a principios de abril se observó que de todos los casos de COVID-19, que a su vez es un porcentaje menor de toda la población, solo 1.7 % se había presentado en menores de edad. De este porcentaje pequeño de la población un porcentaje mucho menor podía presentar un síndrome inflamatorio multisistémico. Como podemos analizar, la implicancia de estos datos para la población general en Argentina es absolutamente irrelevante, pero la presencia de esta noticia en los medios de comunicación pone en alerta a las familias con niños pequeños, una preocupación totalmente injustificada. Más información sobre este síndrome haciendo click aquí. 


Como ya mencionamos, con el COVID-19 estamos aprendiendo a tamizar la información y a ser prudentes en su incorporación. Se puede encontrar información fehaciente en las páginas del Ministerio de Salud de la Nación https://www.argentina.gob.ar/salud/coronavirus-COVID-19 , en la página de la Organización Mundial de la Salud https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/myth-busters , en las página de los Centros de Prevención y Control de enfermedades de EEUU (CDC su sigla en inglés) https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/index.html así como en este sitio. Además, existe una página llamada CONFIAR, en la que participan investigadores del CONICET que se dedica específicamente a relevar las difusiones que circulan en medios y redes y contrastarlas con la evidencia científica conocida a la fecha. Se pueden acceder a este sitio a través del siguiente enlace https://confiar.telam.com.ar/.