¿Distanciamiento o aislamiento? Impacto en adultos mayores

A pesar de que en su uso cotidiano suelen emplearse como sinónimos, existen importantes diferencias entre ambos conceptos: distanciamiento social se refiere a evitar estar en grupos numerosos de personas y a mantener 2 metros de distancia con los demás como estrategia para disminuir el contagio de gérmenes que se transmiten por gotas de flugge, mientras que aislamiento social se refiere a la soledad, es decir, a que un individuo tenga una red de apoyo social insuficiente ya sea a nivel estructural, funcional y/o percibido. 


Esta diferenciación no responde a una cuestión meramente semántica, dado que mientras que el distanciamiento social representa una estrategia a través de la cual se busca frenar el avance de una enfermedad, el aislamiento social puede enfermar a las personas.


El aislamiento social es una situación frecuente entre los adultos mayores y existe extensa bibliografía que lo relaciona con un aumento de la posibilidad de enfermarse y mayor riesgo de muerte. 


De este modo, estrategias como el distanciamiento social obligatorio podrían tener un fuerte impacto psicosocial en los adultos mayores al propiciar el desarrollo de aislamiento social o profundizar uno preexistente, por ejemplo, al no poder visitar familiares o amigos, asistir a centros de jubilados, actividades de esparcimiento y/o religiosas. Por otra parte, puede debilitar sus redes de apoyo debido al confinamiento de sus familiares, amigos y/o cuidadores, sea este preventivo o por estar enfermos.


También es importante tener en cuenta que el acceso a los cuidados de salud puede dificultarse, ya sea por decisiones propias ante el temor de exponerse al contagio o bien por la disminución de opciones de transporte, la saturación de farmacias y el difícil acceso a un sistema de salud sobrecargado.


Debemos poder reconocer situaciones que, a pesar de la recomendación del distanciamiento social y de abocar el sistema de salud para la atención de esta pandemia, merecen la asistencia médica y no deberían diferirse en el tiempo, ya que la ausencia del tratamiento adecuado podría poner en riesgo la salud como consecuencia. Ante la duda sobre un síntoma nuevo es conveniente la consulta médica, que según sus características, se podrá resolver a distancia o presencialmente.


Es importante poder trabajar en el concepto de que el distanciamiento con sus círculos sea físico pero nunca social. Para eso pueden valerse de la tecnología y hacer llamadas/teleconferencias con sus seres queridos, cuidadores, personal de la salud. Es importante que quienes brindan apoyo a los adultos mayores no solo brinden acompañamiento que ya de por sí es fundamental, sino también que se preste especial atención sobre cuestiones como la correcta toma de la medicación, indagar nuevas necesidades e identificar precozmente situaciones de riesgo como tropiezos, caídas, cambios en la conducta, olvidos, etc. 


Existen redes propiciadas por distintos actores sociales e institucionales para acompañar a las personas mayores desde una perspectiva integral. Para tal fin, les dejamos una lista de recursos con los que se puede trabajar:

 

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