Hepatitis C

¿Qué es la hepatitis C?

La hepatitis C es una enfermedad infecciosa que se caracteriza por la inflamación del hígado.  Está causada por el virus de la hepatitis C. 
Este virus puede causar una  infección aguda o crónica. En el 15-45% se produce una infección aguda, pudiendo ser asintomática, con síntomas leves o con los síntomas típicos de la hepatitis que más abajo se describen. En las infecciones agudas el proceso es autolimitado, es decir que la persona se cura sin necesidad de tratamiento. 
En el 55-85% de los casos el virus no se puede eliminar y se produce una infección crónica que dura toda la vida. 

¿Cómo se contagia?

El virus de la hepatitis C se transmite a través de la sangre. Esto puede ocurrir: 
- al realizarse prácticas con inyecciones no esterilizadas contaminadas con el virus (ej. al realizar tatuajes, acupuntura u otras perforaciones en la piel).
- al consumir drogas inyectables y compartir el material de inyección con personas infectadas;
 -al recibir transfusión de sangre y productos sanguíneos sin analizar.
- al tener relaciones sexuales no protegidas con personas infectadas (menos frecuente).
- al compartir cepillos de dientes, navajas de afeitar u otros elementos que podrían tener sangre infectada. 

El virus de la hepatitis C también se puede transmitir por vía sexual y pasar de la madre 
infectada al hijo, aunque estas formas de transmisión son menos frecuentes.

En muchas ocasiones, la causa de la hepatitis C no se logra establecer. 

La hepatitis C no se puede contagiar a menos que la persona tenga contacto directo con la sangre infectada. Esto implica que una persona con hepatitis C no puede pasar el virus a otros a través del contacto casual, tal como estornudar, toser, dar la mano, besar, abrazar, compartir utensilios de comida o vasos, nadar en una misma pileta, usar baños públicos, etc. La hepatitis C tampoco se transmite a través de la leche materna, los alimentos o el agua. 

¿Cuáles son los síntomas?

La mayoría de personas que están infectadas con la hepatitis C no presentan ningún síntoma (aproximadamente el 80%), por lo que muchas veces no se sabe que se tiene hepatitis c a menos que se realice un análisis de sangre para detectar la presencia del virus.
Aquellos que si presentan síntomas pueden tener: cansancio o fatiga, falta de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orinas oscuras y heces claras, dolores articulares, pérdida de peso e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).

En algunos casos, la enfermedad, luego de varios años, progresa y puede causar daño hepático ocasionando cirrosis y eventualmente cáncer hepático. Cabe aclarar que ésto solo ocurre en el 5-30% de las personas crónicamente infectadas y luego de 20-30 años de tener la enfermedad. 

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se realiza a través de un análisis de sangre que detecta anticuerpos contra el virus de la hepatitis C. Si esta prueba es positiva, se debe confirmar la infección con otro análisis de sangre más específico. Se suele indicar en pacientes que presentan un hepatograma (análisis de sangre de la función hepática) alterado.

No se recomienda hacer pruebas para detectar Hepatitis C en la población general. Las pruebas para detectar hepatitis C estarían indicadas en personas que se consideran con alto riesgo de presentar la infección. Tienen alto riesgo las personas que utilizan drogas endovenosas y aquellas que hayan recibido transfusiones de sangre antes de 1999, ya que a partir de ese año se incorporó la detección del virus de la hepatitis C en los donantes de sangre. 

Una vez diagnosticada la enfermedad, se solicitan otros estudios para evaluar el grado de daño hepático; esto puede ser con una biopsia o con otros estudios por imagen. 

¿Cuál es el tratamiento?

La hepatitis C no siempre requiere tratamiento, porque en algunas personas el propio organismo  elimina la infección espontáneamente (infección aguda) y en otras personas, con infección crónica, no llegan a presentar daño hepático. 
Cuando el tratamiento es necesario, el objetivo es la erradicación del virus y la curación. El tratamiento está indicado para todos los pacientes que tienen virus detectable en sangre más allá de 6 semanas (o sea que tienen la enfermedad crónica). Los medicamentos que se utilizan se denominan antivirales. En los casos que no se logra la curación  se realizan estudios periódicos para evaluar la presencia de complicaciones  y eventualmente se realizan otro tipo de tratamientos. 

¿Existen vacunas para la hepatitis C?

No, actualmente no existen vacuna contra la hepatitis C. 

¿Qué recomendaciones tengo que tener en cuenta si tengo hepatitis C?

Evitar el alcohol.
Mantener un peso saludable.
Vacunarse contra la hepatitis A y B.
No tomar medicamentos de venta libre o  productos naturales o hierbas que puedan afectar al hígado. 
No donar sangre.
No compartir cepillos de dientes. 
Cubrir y cuidar las heridas sangrantes para evitar el contagio de otras personas.
Utilizar preservativos durante las relaciones sexuales.