La mamografía como herramienta para la detección precoz del cáncer de mama

Existe una aceptación extendida de la realización de mamografías para la detección precoz (en etapa curable) del cáncer de mama. Sin embargo, la mayoría de las mujeres sanas (sin evidencia de nódulos palpables, sin antecedentes familiares o personales de cáncer de mama) no conocen cuál es el impacto en la salud de esta práctica preventiva. Cuantificar el beneficio y los riesgos pueden ayudar a una decisión más informada.    



Acerca de realizar una mamografía como práctica de rastreo para detectar tempranamente el cáncer de mama en mujeres sanas podemos decir que: 

 

Beneficio

 

De 1000 mujeres mayores de 50 años sanas que se someten a rastreo de cáncer de mama con mamografía se previene 1 muerte por cáncer de mama a 10 años. 

 

Es decir:

-   si tomamos a 1.000 mujeres que NO se realizan rastreo con mamografía 5 morirán por cáncer de mama en los 10 años siguientes. 

-   si tomamos a 1.000 mujeres que  se realizan rastreo con mamografía 4 morirán por cáncer de mama en los 10 años siguientes. 

 

Esta reducción es expresada como una reducción del riesgo de morir por cáncer de mama del 20%, (1 de 5 resulta el 20%).

 

 

Riesgos


Con el rastreo con mamografía aparecen algunos daños por cada 1000 pacientes en 10 años:

100 falsas alarmas/biopsias que luego determinan que no hay cáncer. 

- diagnóstico de 5 cánceres (cánceres verdaderos) que nunca progresarán a una enfermedad grave o mortal pero que una vez que se diagnostican serán tratados porque médicamente no sabemos si son tumores que progresarán o no y además implicará la angustia que acompaña a un diagnóstico como este para cualquier persona. 


Se sabe que algunos cánceres no van a progresar a una enfermedad que afecte la salud, en estos casos las células atípicas pueden no evolucionar a una enfermedad, incluso pueden involucionar. El problema es que es imposible saber en el momento en que una mujer se somete a una mamografía, si se encuentra entre las que tendrán una falsa alarma, entre las que se les diagnosticará un cáncer que no traería ningún daño si no fuese diagnosticado o si salvó su vida gracias al rastreo. En medicina se utlizan los términos sobrediagnóstico y sobretratamiento para referirse a las situaciones como esta, en las que se realiza diagnóstico y tratamiento de lesiones que no van a progresar a una enfermedad que impacte en la salud.
 


Esta información nos muestra que la realización de mamografías en mujeres sanas mayores de 50 años implica un beneficio modesto en la reducción de la mortalidad y que la realización de esta práctica preventiva (hacer una mamografía) también puede enfermar a mujeres que hubieran permanecido sanas sin el rastreo.  

 

No podemos dejar de observar que en la sociedad existe una sobrestimación acerca de los beneficios.

 

Sería conveniente que cuando una mujer decide hacer un “chequeo” cuente con esta información para decidir con mayor autonomía sobre su salud y evaluar si considera apropiado realizar esta práctica o no. El encuentro con el médico/a general o de familia es una excelente oportunidad para hablar de este tema, conocer potenciales beneficios y riesgos y tomar una decisión acorde a los propios principios y valores.    


Algunas personas se exponen a prácticas, estudios complementarios o  medicaciones sin preguntar a su médico cuáles son los riesgos o cuáles los beneficios que pueden obtener; todos tenemos derecho a conocerlos y nuestra recomendación es animarse a preguntar.  

 

En las mujeres entre 40 y 49 años el beneficio del rastreo de cáncer de mama es menor aún que en las mayores de 50 años y los riesgos de sobrediagnóstico y sobretratamiento son mayores.

 

Como referencia, el panel intependiente de expertos de Estados Unidos especializado en prevención de enfermedades y medicina basada en la evidencia científica (U.S. Preventive Service Task Force & Boots UK) recomienda que el rastreo en mujeres de entre 50 y 74 años sin antecedentes de cáncer de mama se realice cada dos años. Además, considera que no hay suficiente evidencia para posicionarse a favor o en contra de realizar el rastreo en mujeres entre los 40 y 49 años. En este grupo etario la decisión debe ser individualizada.

 

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