Mitos sobre la incorporación de alimentos luego de la lactancia

El momento de decidir cuándo iniciar la alimentación, y con qué alimentos empezar, o mejor dicho, qué alimentos debemos postergar para evitar daños en el niño, ha tenido muchas modificaciones en la última década. La progresión de la incorporación de alimentos semisólidos está muy influenciada por fuertes mitos populares y también médicos.

Durante un tiempo, las fórmulas de leche de vaca estuvieron desaconsejadas para los menores de 12 meses de vida, o los mariscos, hasta los 3 años de edad. Entre las medidas recomendadas para disminuir la alergia alimentaria se incluyen las restricciones a las mamás del consumo de alimentos alergénicos durante el embarazo y lactancia, la promoción de la lactancia materna, el uso de leches con fórmulas hipoalergénicas y el retraso de la incorporación de alimentos, como el tomate, huevo, pescado, frutillas, chocolates, etc, hasta después del año de vida.
 
Exceptuando el efecto protector de la lactancia materna frente a la alimentación con leches de fórmula, que sí tiene efecto protector demostrado, todas las demás, carecen de evidencia consistente que las sostengan.
 
Hasta el momento la OMS recomienda lactancia exclusiva hasta los 6 meses de vida y las distintas guías de recomendaciones pediátricas y comités de expertos recomiendan no introducir alimentos semisólidos antes de los 4 a 6 meses de vida. 
 
Una revisión sobre distintos estudios evaluó que la prescripción de dietas evitativas en madres alérgicas durante el embarazo, no disminuye el riesgo de alergia en los bebés (y aumenta el riesgo nutricional de la madre y el niño), pero en cambio, la protección de la alimentación materna durante la lactancia, en madres alérgicas, podría reducir el riesgo de alergias en niños.
 
Tengamos en cuenta que en la actualidad, las enfermedades alérgicas están presentes en el 20% de los niños menores de un año. Las causas probables son multivaribales, (lactancia, tabaquismo, polvo ambiental, ácaros, humedad, mascotas, alimentos, medicamentos, etc), pero lo único probado hasta el momento es que los niños que tienen más riesgo, son aquellos con familiares directos con esas enfermedades.
 
Por lo tanto, la recomendación de diferir la incorporación de algunos alimentos para disminuir las manifestaciones alérgicas no tiene sustento. Recordemos que de las probables causas alérgicas de origen alimentario, la más frecuente por lejos, es la leche de vaca, de consumo universal desde muy tempranas edades, iniciándose en el 80 % de los niños antes de lo recomendado.