Hipertensión Arterial

                                          
¿Qué es la Hipertensión arterial?
 
La presión arterial, es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Esta fuerza se mide como milímetros de mercurio, utilizando un instrumento llamado esfingomanómetro, que es el que normalmente utiliza el médico al tomarnos la presión en la consulta médica.
 
La lectura realizada  determina dos presiones: la llamada presión arterial sistólica (PAS) o máxima, que representa la máxima presión cuando el corazón ejerce su función de bomba y la presión arterial diastólica ( PAD) o mínima, presión ejercida sobre la pared arterial cuando el corazón está llenándose de sangre antes de expulsarla.
Los valores normales de presión arterial (PA), son para la presión sistólica los comprendidos entre los 90 y 140 mmHg y para la presión diastólica entre 60 y 90 mmHg.
 
Hablamos de Hipertensión Arterial (HTA) cuando los valores de la presión arterial se encuentran elevados.  La Hipertensión Arterial es considerado un factor de riesgo para las enfermedades vasculares. Es decir que la presión arterial elevada de manera persistente y no controlada produce daño en los vasos arteriales aumentando el riesgo de algunas enfermedades como por ejemplo accidentes cerebrovastulares, infactos cardíacos o enfermedad renal.
 
Los valores de PA considerados, se determinan por convención, de acuerdo a investigaciones científicas que determinan a partir de qué valores de PA, comienzan a producir daño. En general se define como hipertensión a valores mayores a 140 mmHg para la PAS y mayores a 90 mmHg para la PAD (140/90 mmHg o 14/9 se expresa habitualmente).
La HTA es uno de los principales motivos de consulta médica y de prescripción farmacológica en todo el mundo y su prevalencia, es decir el porcentaje que sufre esta enfermedad es de alrededor del 25 al 30 % de la población adulta general y en los mayores de 65 años estos valores oscilan entre el 60 y 70 %.
 
¿Cuál es su posible causa?
 
La mayoría de las veces no se detecta una causa específica de hipertensión. En estos casos hablamos de HTA esencial.
Infrecuentemente la causa puede obedecer a otra afección médica o a algún medicamento como por ejemplo:
 
- enfermedad renal crónica
- reducción del calibre (estenosis) de la arteria que alimentan el riñón
- alteración de las glándulas suprarenales (síndrome de cushing)
- alteración de la tiroides o paratiroides
- medicamentos como los anticonceptivos, anticongestivos o algunos utilizados en la migraña
 
La HTA puede estar asociada a:
 
- obesidad
- consumo de sal en exceso en la dieta
- falta de actividad física
- fumar
- diabetes
- antecedentes en la familia de  HTA
- stress y ansiedad
 
¿Cuáles son sus síntomas?

En general, la HTA no produce síntomas, por lo que la única manera de detectarla es mediante un examen médico y el control periódico de la presión arterial. 
Sólo en pocas ocasiones, cuando el aumento de presión es muy brusco o se registran cifras muy elevadas, puede presentarse síntomas como cefaleas fuertes, nauseas, vómitos o cambios en la visión y confusión. En esos casos estamos frente a una urgencia médica.

¿Cómo se diagnostica?

Como explicamos anteriormente, el diagnóstico es muy sencillo mediante la medida de la presión arterial por un profesional  de la salud ( médico o enfermero). Un solo valor de presión elevado no es diagnóstico de HTA. El valor elevado se debe repetir en 2 o 3 tomas en un periodo de tiempo corto. No se aconseja hacer el diagnóstico mediante mediciones caseras ya que estas pueden estar sujetas a error, por falta de mantenimiento del  instrumento utilizado o por fallas en la técnica de toma de la PA.
Siempre es aconsejable en estos casos la consulta con el médico para que confirme o descarte el posible diagnóstico.
 
¿Cómo se trata?
 
El objetivo del tratamiento es el de reducir los valores de la PA de manera que el riesgo de complicaciones sea menor.
Para reducir la presión, contamos con medidas no farmacológicas y medicamentos específicos para este fin.
Entre las medidas no farmacológicas destacamos la disminución de la cantidad de sal en las comidas, así como la reducción de los alimentos que son ricos en sodio (pan, quesos, embutidos, enlatados, pizzas, etc.) y la práctica de actividad física, principalmente aerobica de manera regular 30 a 40 minutos al menos tres o cuatro veces a la semana.
Dejar de fumar, reducir el nivel de stress de alcohol y mantener un peso saludable también forman parte del tratamiento.
Muchas veces cuando la HTA es leve, e incluso moderada, con estos cambios en el estilo de vida es posible el control de la PA sin necesidad de recurrir a fármacos para ello.
Si  estas medidas no fueran suficientes, existen medicamentos antihipertensivos que pueden ser prescriptos por el médico, sin por eso dejar de lado las medidas no farmacológicas anteriores (dieta, actividad física regular, etc).
En general el tratamiento de la presión arterial farmacológico debe administrarse de forma regular y continuada.
 
¿Puede prevenirse la HTA?
 
La mejor manera de prevenir la HTA es implementando los cambios en el estilo de vida que utilizamos para su tratamiento. 
Mantener un peso saludable, una dieta con bajo contenido de sodio y rica en fibra ( frutas y verduras), la práctica de actividad física regular, el desarrollo de habilidades para el manejo del stress, entre otras, son algunas de medidas que dependen de nosotros y nos permiten vivir más saludablemente.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Autores

Dr. Abbate, Alejandro
Coordinador de la Carrera de Especialización en Medicina Interna
Clínica Médica
CEMIC